o que cayeron a él desde algún traicionero acantilado
y le cogieron gusto a su nuevo medio.
Cambiaron el poleo y las hierbas de primavera por las algas
y desde entonces toman el sol tamizado por el agua que los cubre
asomando sus cuernos a las corrientes.
Sus caparazones se hicieron más duros y resistentes
pero conservan su antigua forma y sus colores ancestrales
mostrando el emblema de su especie:
la espiral cuyo centro lleva al infinito.
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