martes, 18 de noviembre de 2014

Yael y Sísara: un relato bárbaro

Alessandro Turchi: Yael y Sísara (1605)
Muchas de las truculentas historias que incluye el Antiguo Testamento fueron fuente de inspiración para pintores renacentistas y barrocos ávidos de mostrar imágenes que suscitaran emociones fuertes, cosa que hoy ha pasado de moda puesto que dichas emociones nos las colma la realidad cotidiana de la que da buena cuenta el aluvión de información que nos llega constantemente.

Esto, unido a que no es políticamente correcto ni suficientemente progre hablar de la Biblia, aunque sea el libro que, le pese a quién le pese, ha cimentado la cultura occidental, hace que se hayan olvidado episodios como el de Yael (que significa "cabra de monte", lo que le viene muy ajustado atendiendo a su proceder), personaje del Libro de los Jueces del Antiguo Testamento, esposa de Heber el Ceneo y perteneciente al clan de los Kenitas, emparentados con Caín, que eran herreros trashumantes sin tierra propia.

Yael, la cabra de monte, en plena batalla o más bien una vez terminada la misma, se convierte en la heroína que mata al general cananeo Sísara para salvar a Israel de las tropas de Jabín, rey de Canaán, quien por cierto estaba en paz con los Kenitas:

“Sísara huyó a pie hasta la tienda de Yael, esposa de Jéber, el quenita, pues había paz entre Yabín, rey de Jasor, y la casa de Jéber, el quenita. Yael salió al encuentro de Sísara y le dijo: ‘Acércate, mi señor, acércate a mí, no temas’. Entró en su tienda y ella lo tapó con una manta. Él le pidió: ‘Por favor, dame de beber un poco de agua, pues tengo sed’. Ella abrió el odre de leche, le dio de beber y lo tapó de nuevo. Él le dijo: ‘Ponte a la puerta de la tienda, y si viene alguno y te pregunta: ¿hay alguien aquí?, le responderás: no hay nadie’.
Yael, esposa de Jéber, agarró una estaca de la tienda y tomó el martillo en su mano, se le acercó sigilosamente y le clavó la estaca en la sien hasta que se hundió en la tierra. Y él, que estaba profundamente dormido y exhausto, murió. Entre tanto, Barac venía persiguiendo a Sísara. Yael salió a su encuentro y le dijo: ‘Ven y mira al hombre que buscas’. Entró en la tienda: Sísara yacía muerto con la estaca en la sien.”

[Jue 4: 17-22]

Todo un compendio de "virtudes y buenas prácticas" en pocas líneas: seducción (véase el seno ya fuera de la "cabra"), engaño (ven , ven que no pasa nada, no solo te voy a dar agua sino algo más...), traición y asesinato final con altas dosis de ensañamiento y sadismo.

¿Sexo débil?

No hay comentarios:

Publicar un comentario