miércoles, 13 de noviembre de 2013

Bruder Klaus Kapelle-Zumthor-Gaza



La capilla del "Bruder Klaus" de Peter Zumthor, en el oeste de Alemania a unos cincuenta kilómetros de Colonia, se eleva a partir de una colina cercana a la aldea agrícola de Wachendorf.

El paseo cuesta arriba desde la carretera más cercana, a través de un campo vacío, actúa como una cámara de descompresión natural antes de la primera visión de la construcción: un bloque de hormigón desnudo con una extraña puerta triangular en un extremo.
En el interior, las altas paredes conducen a una especie de cueva oscura con un óculo central superior, a cielo abierto. En el pequeño recinto, sometido al frio, la lluvia y las corrientes de aire que se generan entre el óculo y la puerta, solo caben un puñado de personas, pero en realidad lo ideal es que solo estén una o dos. (San Nicolás de Flue, el "Bruder Klaus" fue un santo ermitaño medieval que pedía a Dios que "le quitara todo lo que le alejara de él", una especie de patrono de los minimalistas). No hay ventanas, no hay electricidad ni agua corriente. Donde debería estar el altar central, hay un pequeño charco de agua, formado por la lluvia y la nieve que cae a través del óculo. Pequeñas bolas de vidrio, como ojos de buey, añaden puntos de luz, y las paredes ondulantes llevan las huellas de 112 abetos, cortados de la granja de los clientes de Zumthor, que se quemaron poco a poco, dejando huellas negras en los muros de hormigón.

Zumthor describió la capilla como "Un pequeño espacio para estar en silencio", de hecho, su interior, parece el lugar más tranquilo y secreto de la tierra.
Los artículos de las revistas y los blogs de arquitectura cuentan que una familia de devotos agricultores escribió a Zumthor, sin tener apenas una idea de quién era, sabiendo sólo que el arzobispo de Colonia le había contratado para proyectar un museo en esa ciudad, y le pidieron construir un capilla en el campo para ellos,  Zumthor estuvo acuerdo, siempre y cuando pudieran esperar diez años.

La realidad es que los promotores no eran ni mucho menos unos campesinos beatos y paletos, sino gente próspera y sofisticada, y eran perfectamente conscientes de quién era Zumthor, que aceptó el encargo porque le resultaba interesante el proyecto y que dedicó años al proyecto y la construcción de la capilla, con una técnica que permitiese a los propietarios construirla ellos mismos.

Esta técnica no se alejaba mucho de la usaron los constructores de las murallas árabes, algunas visibles en Andalucía, con cajones de tapial apisonado (hormigón en el caso de Wachendorf) que se iban superponiendo a medida que los de la tongada inferior iban fraguando, (una semana para una hilada en el caso de Wachendorf)

Zumthor, sin embargo, introduce una variante que hace a la capilla única en su configuración y espacialidad interior: todo el hormigón se vierte sobre una especie de altísima estructura con forma de tipi indio hecha a base de troncos de árboles. Una vez fraguado el hormigón se le prendió fuego a los troncos que ardieron durante más de una semana y dejaron su huella calcinada en la cueva interior. Aún hoy, en la capilla huele a madera quemada

El resto consistió en colocar las bolas de vidrio soplado en los huecos dejado en el hormigón por los tornapuntas que rigidizaban los encofrados y una solería a base de latas de conserva usadas que se vertieron tras fundirlas in situ.

La analogía visual con la imagen de uno de los túneles de Gaza es pura poética

¿O no?.













1 comentario:

  1. Impactante obra Arquitectonica. de uns simpleza increible pero con un significado desde el trinagulo de la entrada hasta el oculo central!

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